En cuanto al día de la tragedia, recordó que su hija había salido con sus amigas. «La íbamos a buscar después de la cena porque al otro día quería amanecer conmigo en el Día de la Madre. Yo me fui a un cumpleaños y a las 00, me saludó”, contó. Para relatar luego que, después recibió el último llamado de Lucía. “Recibí un llamado, me fui corriendo y ella me dijo: ‘Vení tranquila, estoy bien’. Creo que estaba aún atrapada entre la camioneta y en el portón. Todo lo demás, ya lo conocen. Yo llegué al hospital y ya estaba muerta», confió.
En relación a la causa judicial, aseguró que trata de no conocer los pormenores y que su temor es que se oculten cosas sobre el hecho. «Estoy involucrada pero trato de no conocer pormenores porque mi cabeza piensa y crea diferentes escenarios. Me quedo con la denuncia de la 1 de la madrugada que estaban corriendo picadas. Mi temor es que sean hijos de jueces. Si fuesen otros chicos, sería otra la historia. Creo que se han limpiado cosas para beneficiarlos. Si me equivoco, qué más me puede pasar. Hablamos del hijo de un juez federal», aseguró.
Para finalizar reflexionando: «Siempre pierde el más débil pero no débil de fortaleza porque la tengo y me la da ella sino que gana el que tiene el poder de levantar un teléfono y cambiar todo».
Cabe recordar que, el pasado 15 de diciembre, después de la insistencia del defensor, la Justicia de Menores liberó al conductor que atropelló y mató a Lucía. Él era el único detenido de los dos imputados por la causa.
Tal y como lo había anticipado su abogado, Nasser Uzair, los plazos de la «prisión preventiva» del chico que permanecía en el Instituto Nazario Benavídez estaban a punto de vencer y además -según él- existían argumentos jurídicos que obligaban a la magistrada a dictar dicha resolución. Fue por lo establecido en la Ley Penal Juvenil que, cumplidos los 60 días de detención, la jueza María Julia Camus debió «excarcelarlo» mientras la investigación del hecho sigue su curso.